sábado, 13 de diciembre de 2008

CARPE DIEM

Esta expresión latina tiene con significado literal “cosecha el día” y por ello se fue utilizando como “aprovecha el día y finalmente como una suerte de “disfruta el momento”.

Pues bien, he de deciros, que por toda una serie de circunstancias que me han tocado vivir durante los últimos diez años, pero sobre todo durante los dos últimos, me he vuelto un fan acérrimo de esa filosofía, por un motivo desgraciadamente cierto, nunca sabemos cual será el último momento que nos tocará vivir, es esa insoportable levedad del ser, en un instante se es y al siguiente, por lo que sea, se deja de ser, pero con esto no me refiero a un “disfrutar el momento” sin cabeza o siendo lo que no se es, sino a intentar aprovechar la maravillosa oportunidad que representa estar vivo y que los nuestros estén vivos y junto a nosotros para intentar disfrutarlo, porque no podemos saber cuando alguno de nosotros o de ellos dejaremos de estar ahí, y cuando uno de esos hechos nos hagan desaparecer a uno de nosotros o a uno de los nuestros, de nada nos servirá arrepentirnos de aquello que no le dijimos o de aquello que no hicimos con ese ser querido, por eso, y haciéndolo con cabeza, es decir, sin un comportamiento irracional, alocado ni propio de una declaración de prodigalidad (es decir gastando sin conocimiento), pero si disfrutando de los ratos que se puedan tener de ocio, esparcimiento, desconexión de la rutina, nuevos proyectos, familia, amigos, porque de lo contrario, aunque nos creamos eternos, no lo somos, y un día, cercano o lejano, la vida se encargará de demostrarnos que no siempre existe un preaviso, sino que cuando el final ha llegado, llegó y punto, ya no hay vuelta atrás ni segundas oportunidades, por eso todo que os comento y porque yo me considero uno de los pocos afortunados que ha conseguido una segunda oportunidad, me atrevo a recomendaros a todos que no desaprovechéis la oportunidad que estáis viviendo, ya sea la primera, la segunda o ulterior, aprovechadla simplemente por el hecho de que puede ser la última, pero hacedlo con la suficiente racionalidad como para que lo podáis ir disfrutando momento tras momento, día tras día hasta que llegue el último, y os permita afrontarlo con la sonrisa por la plenitud en el sentimiento de haber llenado hasta casi rebosar el vaso de vuestra felicidad, teniendo claro que lo habéis llenado poco a poco con las gotitas de felicidad del día a día y del momento a momento, con ayuda de los vuestros, un saludo

Jorge Rivas

viernes, 5 de diciembre de 2008

PROTECCIÓN

Hoy se que con estos pensamientos me voy a encontrar con la negación y la oposición de muchas de las madres que lo lean y es que hoy, quiero criticar la forma de actuar de muchas madres para con sus hijos cuando van creciendo y están en esa etapa en la que son niños, porque observándolo tanto en mi hijo como en muchos de sus compañeros y compañeras de colegio, veo una tendencia generalizada de las madres (sobre todo, aunque supongo que no tienen la exclusiva ya que algún padre también lo hará) a no dejar crecer a sus hijos, pero no físicamente sino como personitas que son, es como un intento inútil de paralizar el tiempo y un no querer permitir el tránsito necesario de bebe a adolescente, pero los niños necesitan crecer, madurar y aprender a enfrentarse a los múltiples retos que esta traicionera vida les va a plantear, por mucho que se quiera, no se les puede encerrar en una suerte de burbuja aséptica que les libre de todos los males que se le acerquen, porque debemos darnos cuenta de que esos males le son necesarios también a nuestros hijos y os pondré un ejemplo clarificador, el primer año de guardería o colegio, es decir, el primer año fuera del nido, la inmensa mayoría de nuestros hijos han pasado multitud de procesos infecciosos, pero curiosamente, a partir de ese primer año, en el segundo y sucesivos, los procesos infecciosos se van reduciendo progresivamente, es evidente, el sistema inmunológico de nuestros hijos va generando anticuerpos y defensas a medida que se va enfrentando a la multitud de virus, bacterias etcétera que se encuentran en nuestra vida, de este modo, esas primeras infecciones son el precio necesario que nuestros hijos han de pagar y nosotros con ellos para poder sobrevivir en los sucesivos años de su vida, intentar evitarles eso, a parte de ser prácticamente imposible, bajo mi punto de vista, los haría mucho más débiles porque no les permitiría fabricar las defensas que les van a resultar imprescindibles a lo largo de toda su vida.
Retomando el ejemplo del nido, esa actitud irresponsablemente proteccionista sería tanto como si un ave, cuando viera que los huevos de su nido comienzan a eclosionar y a resquebrajarse para dar paso al nacimiento de los polluelos, los padres intentaran volver a sellar esas cáscaras para que los polluelos no se enfrentaran a ningún “peligro”, sería imposible e inviable, pero caso de ser posible, llevaría a un desenlace necesario más tarde o más temprano, ya que los polluelos crecen y no caben en ese huevo, igual que más adelante crecerán y no cabrán en el nido, por ello, lo único que debemos tener claro los padres es que nuestra obligación es protegerlos eso si, pero no olvidemos que es más importante, obligatorio y necesario para nuestros hijos, ayudarles a hacerse fuertes, porque debemos tener claro que no podremos estar con ellos en todos y cada uno de los minutos que les restan por vivir, ni tendremos la capacidad de evitarles o solucionarles todos los problemas que se les van a plantear, muchos de los cuales, insisto, les son tan necesarios como esas primeras infecciones a las que antes hacía referencia.
De este modo, quiero con estos pensamientos hacer un llamamiento a todos los padres y madres (sobre todo ellas) que lean estas líneas, para que ejerzamos una paternidad y una maternidad responsables y permitamos la infrenable y necesaria evolución natural de nuestros hijos e hijas, porque serán nuestros adolescentes de mañana y nuestros adultos de pasado mañana y probablemente sean los que dentro de mucho tiempo, hayan de protegernos y cuidarnos a nosotros, así que, hasta desde un punto de vista egoísta, dejémosles hacerse fuertes porque de lo contrario, su propia debilidad será su peor enemiga, un saludo

Jorge Rivas