viernes, 5 de diciembre de 2008

PROTECCIÓN

Hoy se que con estos pensamientos me voy a encontrar con la negación y la oposición de muchas de las madres que lo lean y es que hoy, quiero criticar la forma de actuar de muchas madres para con sus hijos cuando van creciendo y están en esa etapa en la que son niños, porque observándolo tanto en mi hijo como en muchos de sus compañeros y compañeras de colegio, veo una tendencia generalizada de las madres (sobre todo, aunque supongo que no tienen la exclusiva ya que algún padre también lo hará) a no dejar crecer a sus hijos, pero no físicamente sino como personitas que son, es como un intento inútil de paralizar el tiempo y un no querer permitir el tránsito necesario de bebe a adolescente, pero los niños necesitan crecer, madurar y aprender a enfrentarse a los múltiples retos que esta traicionera vida les va a plantear, por mucho que se quiera, no se les puede encerrar en una suerte de burbuja aséptica que les libre de todos los males que se le acerquen, porque debemos darnos cuenta de que esos males le son necesarios también a nuestros hijos y os pondré un ejemplo clarificador, el primer año de guardería o colegio, es decir, el primer año fuera del nido, la inmensa mayoría de nuestros hijos han pasado multitud de procesos infecciosos, pero curiosamente, a partir de ese primer año, en el segundo y sucesivos, los procesos infecciosos se van reduciendo progresivamente, es evidente, el sistema inmunológico de nuestros hijos va generando anticuerpos y defensas a medida que se va enfrentando a la multitud de virus, bacterias etcétera que se encuentran en nuestra vida, de este modo, esas primeras infecciones son el precio necesario que nuestros hijos han de pagar y nosotros con ellos para poder sobrevivir en los sucesivos años de su vida, intentar evitarles eso, a parte de ser prácticamente imposible, bajo mi punto de vista, los haría mucho más débiles porque no les permitiría fabricar las defensas que les van a resultar imprescindibles a lo largo de toda su vida.
Retomando el ejemplo del nido, esa actitud irresponsablemente proteccionista sería tanto como si un ave, cuando viera que los huevos de su nido comienzan a eclosionar y a resquebrajarse para dar paso al nacimiento de los polluelos, los padres intentaran volver a sellar esas cáscaras para que los polluelos no se enfrentaran a ningún “peligro”, sería imposible e inviable, pero caso de ser posible, llevaría a un desenlace necesario más tarde o más temprano, ya que los polluelos crecen y no caben en ese huevo, igual que más adelante crecerán y no cabrán en el nido, por ello, lo único que debemos tener claro los padres es que nuestra obligación es protegerlos eso si, pero no olvidemos que es más importante, obligatorio y necesario para nuestros hijos, ayudarles a hacerse fuertes, porque debemos tener claro que no podremos estar con ellos en todos y cada uno de los minutos que les restan por vivir, ni tendremos la capacidad de evitarles o solucionarles todos los problemas que se les van a plantear, muchos de los cuales, insisto, les son tan necesarios como esas primeras infecciones a las que antes hacía referencia.
De este modo, quiero con estos pensamientos hacer un llamamiento a todos los padres y madres (sobre todo ellas) que lean estas líneas, para que ejerzamos una paternidad y una maternidad responsables y permitamos la infrenable y necesaria evolución natural de nuestros hijos e hijas, porque serán nuestros adolescentes de mañana y nuestros adultos de pasado mañana y probablemente sean los que dentro de mucho tiempo, hayan de protegernos y cuidarnos a nosotros, así que, hasta desde un punto de vista egoísta, dejémosles hacerse fuertes porque de lo contrario, su propia debilidad será su peor enemiga, un saludo

Jorge Rivas

1 comentario:

PETER PAN dijo...

Queda claro, para tener hijos responsables, hagamos paternidad responsable.