jueves, 22 de enero de 2009

COMODIDAD E INSOLIDARIDAD

En las fechas en que nos encontramos, me asombra no parar de oír a la gente quejándose del frío que está haciendo y, siento deciros que, no lo entiendo, en primer lugar, porque estamos en el mes de Enero, es decir, en pleno invierno e ignoro si es porque todos estos últimos años los inviernos han sido suaves y parecían meras prolongaciones o prórrogas del otoño o simplemente porque se ha enquistado en nosotros la costumbre de quejarnos sistemáticamente por el tiempo, haga el que haga, porque nos hemos vuelto cómodos, excesivamente cómodos bajo mi forma de verlo, amigos, llevábamos unos años con un clima casi de tipo caribeño, sólo teníamos dos estaciones en el tiempo meteorológico, la seca y la de lluvias, y no eran precisamente equiparables en su duración, siendo buena prueba la sequía en los pantanos, pero no, parece que no recordamos que estas latitudes no son caribeñas y que nos enseñaron desde siempre y la mayoría hemos vivido, cuatro estaciones meteorológicas a lo largo del año, cada una con sus peculiares características y fenómenos, si eso cambia durante un ciclo de una serie de años, probablemente sea culpa nuestra por el tan nombrado “cambio climático” que la humanidad ha ido provocando, o pensábamos que era un simple término utilizado por los ecologistas y políticos, pues no, está ahí, es un hecho y lo podemos constatar, pero además de todo esto, no tanto me maravilla, sino que me hace sentir vergüenza que quienes se quejen del mucho frío sea gente que lo padece porque lo ve en televisión, o desde que baja de su casa con calefacción, perfectamente abrigado y se monta en su coche con su buen sistema de calefacción, para llegar a su trabajo donde lleva a cabo sus tareas prácticamente en mangas de camisa y finalmente llegar de nuevo a su caldeado, que no necesariamente cálido, hogar, pero como siempre, nos olvidamos de quien realmente sabe lo que es el frío de esta época, y no tenemos que irnos muy lejos de nosotros a los países de la Europa del Este que se han visto o se ven privados de calefacción a treinta grados bajo cero por cortes de suministro en el gas derivados de guerras políticas y económicas y ansias de rememoranzas del telón de acero de pseudo-dictadores disfrazados de políticos y empresarios, no hemos de irnos a esa distancia, tan solo debemos ver nuestro ámbito rural por ejemplo, miles de personas que día tras día tienen que trabajar en ese campo para que nosotros disfrutemos de los productos diarios que no nacen en los supermercados o grandes superficies, pero sobre todo, podemos verlo en todas esas miles de personas y almas sin hogar que durante el día pululan por nuestras calles y barrios y que, en la crudeza de la noche invernal se ven irremediablemente abocados a buscar cobijo en una estación de metro bajo unos cartones y mantas o, con mucha suerte y tras mucha espera, en un albergue o refugio municipal, por favor, os pido que lo penséis un momento tras verlo, no es ya cuestión de tener que vivirlo, como, por desgracia y por esta puñetera crisis, a muchos que estaban como nosotros no hace mucho, ahora están haciendo cola para ocupar una plaza en un albergue, y solo pido que, tras pensar en ello un poco, veamos si estamos legitimados verdaderamente para quejarnos del frío que hace, un saludo y mis felicitaciones porque estéis leyendo esto en la templada temperatura de vuestro hogar o trabajo.

Jorge Rivas

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues estoy de acuerdo contigo. Hoy por hoy la gente se queja de todo, lo que sea, eso no importa, el caso es quejarse.
Yo en mi trabajo no paso demasiado frio por suerte, aunque hay ratos que estás en un almacen y toca ponerse abrigo, pero es cierto, no creo que estemos en disposición de quejarnos del frío que hace en nuestra patria, y lo que ello significa.
Por otro lado gracias a las nevadas que están cayendo este invierno he vuelto a ver pantanos con agua, los cuales el año pasado por marzo estaban secos, así que no todo puede ser malo de este "frio".
Tengo un amigo que es rumano, me contó que vivir en España es como estar en verano todo el año.
Hay que pensar y tener más que claro que donde estamos, no estamos mal, y debemos cudiarlo.