viernes, 31 de octubre de 2008

LA EMPRESA DEL MIEDO

Ayer al mediodía inicié la sobremesa enterándome de que ETA había cometido un atentado haciendo explotar un coche-bomba en la Universidad de Pamplona (Navarra), pues bien, desde aquel momento y hasta hoy, no paro de ver en Informativos diversos, tertulias, radios, etcétera, continuos reportajes sobre el atentado, sobre ETA, sobre el terrorismo y demás, y gente especulando sobre la intencionalidad buscada por la Banda terrorista con una acción de este tipo, no pareciendo darse cuenta que la exclusiva finalidad buscada es la publicidad. Hace años, E……, un gran amigo y familiar mío que vive en el País Vasco, me dijo algo revelador, ETA se ha convertido en una empresa, y si lo analizamos fríamente, así es, tiene una serie de “Empleados” a los que no puede aplicar un ERE (Expediente de Regulación de Empleo), ni tampoco los puede jubilar o mandar al INEM a cobrar el paro, pero además, como cualquier empresa, tiene unas infraestructuras que mantener, hay toda una legión de familiares de presos a los que facilitar transporte para ver a los “encarcelados por la causa” que se encuentran dispersos por los diferentes centros penitenciarios de España, y eso no sale gratis, hay toda una serie de cargos políticos “defensores de la causa” a los que hay que remunerar sus esfuerzos de alguna forma, y está claro que las huchas que se ponen en las tabernas y locales “afines a la causa”, no dan para tanto, de este modo, “la empresa” para poder mantenerse en el mercado, tiene que vender su “producto”, pero éste ha variado, ya que empezó siendo el ideal de la independencia frente al Estado español, el nacionalismo y la autodeterminación, pero ese “producto” inicial, lo empezaron a imponer por unos medios no aceptados por gran parte de su potencial “clientela”, es una suerte de absolutismo monárquico (todo por el pueblo, pero sin el pueblo), de manera que pierden aún mayor “cuota de mercado”, estando así las cosas, radicalizan su “línea comercial” y convierten su producto en uno nuevo “el miedo” para poder vendérselo vía negociación política o vía impuesto revolucionario a las diferentes Administraciones públicas en el primer caso, o a los empresarios y profesionales en el segundo, y ese “producto” (el miedo), como el de cualquier empresa, se vende mejor cuanta más publicidad reciba, y esa publicidad es la finalidad buscada con cada uno de los atentados que comete, y lo consigue, sólo tenéis que ver los informativos, debates, artículos, editoriales, etcétera, en los medios de comunicación, tras cada uno de esos atentados, intentad pensar cuanto le costaría a cualquier empresa esa cantidad de publicidad de su “producto” en todos los medios de comunicación.

Es mi opinión y siento haberles dado publicidad en mi humilde Blog, un saludo


Jorge Rivas

jueves, 30 de octubre de 2008

INSOLIDARIDAD DE LOS CONDUCTORES

Cuantos más kilómetros llevo en el cuerpo, como conductor y como pasajero, más me cuesta entender la falta de solidaridad de unos conductores con otros, se puede ver en cualquier incorporación de una vía a otra, en la que parece que a muchos les sale la vena de Fernando Alonso y Hamilton (tremendos acelerones para evitar que el que viene por la derecha se incorpore antes a la vía por la que circula el insolidario), después está el tema del aparcamiento, con diversas manifestaciones, tenemos a los que aparcan en batería, como si fuera en diagonal, yo tengo la teoría de que no es que aparquen sino que dejan caer el coche siguiendo la fuerza que lleve, con lo que acaban provocando la perdida de alguna o algunas plazas que podrían ser utilizadas por otros, pero a esos insolidarios que más les da, total ellos ya han aparcado, tenemos también aquellos que aparcan “al toque” o “de oído”, suelen ser fácilmente identificables porque tienen el coche “achatado por los polos y por todos sus vértices”, el día que se compren un coche con sensor de aparcamiento acabarán locos por los pitidos, después también tenemos a esos “insolidarios con los tullidos como yo”, es decir a esos que ven una plaza de aparcamiento reservada para personas con movilidad reducida (minusválidos) y lo primero que piensan es (anda que plaza más amplia y más mona junto a la puerta de acceso) y zas, lo aparcan, si al salir del coche se dan cuenta del tipo de plaza que es, lo único que se les ocurre pensar es (ningún minusválido tiene que hacer la misma gestión que tengo que hacer yo) o (sólo va a ser un ratito), lo más increíble es que estos casos se dan incluso más asiduamente en los Hospitales y Centros Sanitarios, hace poco surgió una proposición que ignoro si prosperará, era la de descontar dos puntos en el carnet de conducir a quien, sin estar autorizado para ello, ocupara un aparcamiento reservado para personas con movilidad reducida, las asociaciones de conductores se oponían alegando que los puntos en el carnet de conducir se habían implantado para reducir el número de muertes en la carretera, pues bien, yo le digo a esas asociaciones que yo, una persona con movilidad reducida, cuando no puedo aparcar porque las plazas que tengo reservadas están ocupadas por insolidarios de este tipo, me dan ganas de matarlos, por último, pero no menos importante, me vienen a la cabeza los “insolidarios ahorrativos”, es decir, todos aquellos que jamás tendrán que cambiar una bombilla de un intermitente, porque nunca se les gastará, ya que no los utilizan, piensan (si yo se donde voy, los demás se lo pueden imaginar). Pues nada a esos insolidarios les recuerdo que antes de hacer esas cosas tan solo tienen que recordar, lo mal que les sienta a ellos cuando se lo hacen y predicar con el ejemplo, la solidaridad en la carretera es como la solidaridad fiscal, si todos pagáramos lo que debemos pagar, a todos nos bajarían los impuestos, un saludo

Jorge Rivas